30 de mayo de 2016

Esta semana leo... #143

Dejo esta entrada preparada con algunos días de antelación ya que estoy de viaje y aunque volveré hoy a Madrid me gusta publicar a primera hora de la mañana. Además, no nos engañemos, no solo volveré cansada después de unos días intensos, sino que además diversas actividades tipo poner la lavadora, hacer la compra... y un encuentro con César Pérez Gellida que me apetece un montón, pero al que no sé si podré llegar a tiempo, me esperan a la vuelta.

¿Y qué leo esta semana? En estos momentos que os escribo estoy inmersa en "Encuéntrame" de Gilly Macmillan, pero aunque solo hace 24 horas que lo empecé estoy tan enganchada que, teniendo en cuenta los tiempos de aeropuerto y las dos horas y media de vuelo, me da que antes de llegar a destino habré terminado, por si acaso no es así, será la lectura que me acompañará hoy durante la vuelta.

Y hoy mismo comenzaré "La maniobra de la tortuga" de Benito Olmo, una novela que me apetece muchísimo y que leeré junto a otras blogueras. La comentaremos en Twitter con la etiqueta #ManiobraTortuga y si os apetece estaremos encantadas de contar con vuestra participación.

Y vosotros ¿qué leéis?

29 de mayo de 2016

Presentación de "La viuda" de Fiona Barton


La pasada semana, invitada por Planeta, tuve la oportunidad de asistir en Mama Framboise, una fantástica pastelería y salón de té francés que os recomiendo sin ninguna duda, a la presentación de “La viuda” de Fiona Barton. Un thriller psicológico que se presenta como la novela del año y que será publicado por Planeta el próximo martes 31.

Para comenzar el acto, al que ya sabíamos que no acudiría la autora, a todos los presentes se nos vendaron los ojos y de esta guisa comenzamos a escuchar unos pasos que entraban en la sala y una voz de mujer que comenzaba a declamar lo que todos dimos por hecho era el comienzo de la novela. Cuando por fin pudimos quitarnos la venda vimos que eran dos las mujeres que había en la sala, sentadas alrededor de una mesa con un servicio de té. La viuda, interpretada por la actriz Anna Piqué, y la periodista encargada de entrevistarla, interpretada por la editora de la novela, Miriam Vall.


Tras esta escenificación, Miriam comenzó a contarnos sus impresiones tras la primera lectura de “La viuda”. Calificó la novela como un thriller psicológico que podría englobarse dentro del llamado domestic noir. Un thriller psicológico que intenta desentrañar los entresijos de un hogar, de un matrimonio, cuando se cierra la puerta de casa y su ámbito público se convierte en algo privado que puede estar lleno de secretos. La autora ha sido periodista hasta hace unos años y como tal tuvo que cubrir muchos sucesos y juicios en los que se preguntaba si la esposa del hombre que estaba siendo juzgado sabría la verdad sobre lo sucedido.

Este es el germen de “La viuda”, éxito rotundo en el Reino Unido y cuyos derechos han sido vendidos a más de 30 países, además de una serie de televisión basada en la novela. Narrada a tres voces, la de la viuda, la de la periodista y la del policía que investiga el caso, este thriller aborda temas tan actuales como la seguridad en las redes sociales y el sensacionalismo en la prensa que puede convertir en culpable a alguien mucho antes de ser juzgado.

Por si todavía tenéis alguna duda de que “La viuda” nos promete emociones fuertes os dejo con el booktrailer para que os vayáis preparando. 


27 de mayo de 2016

Etheria - Coia Valls


La novela histórica es uno de mis géneros favoritos y, aunque durante un tiempo la tuve un poco abandonada, la verdad es que este año ha vuelto con fuerza a mis lecturas. A pesar de que el siglo IV es una época que no suele atraerme demasiado en literatura, la portada de este libro, el saber que trataba sobre la que pasó a la historia como la primera peregrina y el estar escrito por Coia Valls, autora con la que me apetecía estrenarme, hicieron que me lanzara sin dudarlo a por la novela de la que os hablo hoy, “Etheria”.

Sinopsis


De Calavario a Roma, la extraordinaria odisea de una intrépida viajera del siglo IV.

El último tercio del siglo IV es un período de profundos cambios. Los valores se invierten y los perseguidos se convierten en perseguidores. El Senado romano está dividido y la permanencia de la estatua de la Victoria es el símbolo del enfrentamiento entre paganos y cristianos.

En este escenario de fin de una civilización, Etheria, una mujer noble de la Gallaecia emparentada con el emperador Teodosio, emprende un viaje a Tierra Santa en pos de su sueño. En su paso por Lucus Augusta, Caesaraugusta, Tarraco, Barcino, Gerunda, Roma y otras ciudades, escribe un diario para trasmitir esa experiencia a sus discípulas.

Sin embargo, a menudo las cosas no suceden como se había previsto. La aparición de Irene de Aveleda, una patricia que, bajo su apariencia de luchar por una noble causa, busca venganza, obligará a la peregrina a tomar decisiones insospechadas y enfrentarse a sus propias contradicciones.

Dos mujeres invierten sus destinos en este calidoscopio de una época de crisis. Un canto a la tolerancia y la amistad, a la capacidad de convertir el viaje en una experiencia de vida. Porque nada está escrito en las estrellas.

La autora


Coia Valls (Reus, 1960) es escritora y profesora de Educación Especial y Logopedia. Ha publicado la novela 'La princesa de jade' (2010), premio Néstor Luján de novela histórica, además de numerosos cuentos y relatos en volúmenes colectivos. En el mundo de la literatura infantil han visto la luz 'Marea de lletres que maregen' y la novela 'L’ombra dels oblidats'. Es responsable del blog 'El cuaderno naranja'.

Mi opinión


“Etheria” comienza con la llegada de Irene de Aveleda, sobrina de un senador romano, a Gallaecia. Su objetivo es hacerse con un libro de Catón que narra los orígenes de Roma. Este libro se encuentra en poder de la comunidad cristiana con la que vive Etheria, familiar del emperador Teodosio y con él, los senadores que aún permanecen fieles a las antiguas deidades romanas, pretenden frenar el avance y los abusos del cristianismo para recuperar sus raíces. Pocos días después de la llegada de Irene a esa comunidad, Etheria comenzará su peregrinación a Tierra Santa y la joven romana la acompañará.

Coia Valls
A lo largo de este viaje se pondrá de manifiesto lo diferentes que son, no solo las dos creencias que se contraponen en el texto, sino fundamentalmente las dos mujeres protagonistas de la novela. Aún así se establece entre ambas una relación que a mí personalmente me ha costado llegar a entender. Se trata de una relación muy especial con una mezcla de respeto, dependencia a veces, amistad… Me cuesta describirla con una sola palabra y creo que la razón principal para ello es que esta relación simplemente se da por hecho en la novela sin que en ningún momento se nos explique o se detallen hechos o acciones que hayan dado lugar a ella.

Algo parecido me ha sucedido con los personajes que me han resultado un tanto deslavazados. Todos ellos viven grandes emociones y están dominados bien por la venganza, por la fe, por sus miedos… por mil y una emociones que esos personajes no me han hecho vivir, sé lo que sienten y conozco las motivaciones que les mueven porque un narrador omnisciente me lo ha contado, pero no es así como los he sentido. Etheria es la única cuyo perfil está un poco más detallado tanto por las descripciones como por sus actos, pero en cuanto al resto no puedo decir que los haya encontrado cercanos ni que me hayan turbado con sus vivencias ni con sus anhelos.

La falta de tensión narrativa me ha lastrado en esta novela que por lo demás nos narra unos hechos realmente interesantes y que aboga por la tolerancia y respeto entre religiones como vehículo para una vida en paz sean cuales sean las creencias de cada uno. No obstante, y aunque la lectura no ha sido lo que esperaba, no puedo dejar de destacar la importante labor de documentación que se aprecia en el libro y la prosa elegante y cuidada de la que hace gala la autora. Todo ello contribuye a que “Etheria” sea una novela que se lee sin dificultad alguna.

En definitiva, “Etheria” es una novela histórica muy bien escrita y documentada a la que para mi gusto le falta un poco de tensión, pero que con un ritmo adecuado nos da a conocer la interesante vida de la primera peregrina.

Ficha técnica


25 de mayo de 2016

Las deudas del cuerpo - Elena Ferrante


"La amiga estupenda" y "Un mal nombre" han sido dos de mis mejores lecturas desde que comenzó este año. Elena Ferrante me cautivó con la historia de estas dos amigas desde las primeras páginas de la primera novela y cada libro que termino, aunque me empuja rápidamente a leer el siguiente, también me acerca tristemente al final de una saga inolvidable. Hoy os hablo de la tercera entrega de tetralogía Dos amigas, "Las deudas del cuerpo".

Sinopsis


Érase una vez dos niñas, Elena y Lila, que nacieron en 1944 en un barrio pobre de la ciudad de Nápoles, y desde entonces su historia ha sido el hilo conductor de esta espléndida saga napolitana que ahora llega a su tercera entrega.
Lila se casó muy joven con el hombre más adinerado del barrio y poco tardó en dejarlo. Ahora vive en un lugar miserable, pero su ingenio no ha mermado; solo se ha transformado en rabia. Es quizá este odio lo que la llevará a capitanear las revueltas en la fábrica y a negarse a una convivencia pacífica y modesta con su nuevo compañero.
Elena, en cambio, ha continuado con los estudios e incluso ha escrito una novela. Ahora vive entre Nápoles y Pisa, y se ha casado con un profesor de la Universidad de Florencia.
Así, a primera vista, nada une ya a las dos amigas, pero el barrio de Nápoles donde fueron niñas aún las reclama, las viejas costumbres las devuelven a un tiempo que ya se fue, y la vida se cobra su precio.

La autora


Nadie sabe quién es Elena Ferrante, y sus editores de origen procuran mantener un silencio absoluto sobre su identidad. Alguien ha llegado a sospechar que sea un hombre; otros dicen que nació en Nápoles para trasladarse luego a Grecia y finalmente a Turín.
La mayoría de críticos la saludan como la nueva Elsa Morante, una voz extraordinaria que ha dado un vuelco a la narrativa de los últimos años. El éxito de crítica y de público se refleja en artículos publicados por periódicos y revistas tan notables como The New York Times y Paris Review.
«No me arrepiento de mi anonimato. Descubrir la personalidad de quien escribe a través de las historias que propone, de sus personajes, de los objetos y paisajes que describe, del tono de su escritura, no es ni más ni menos que un buen modo de leer.» Elena Ferrante en una entrevista vía mail de Paolo di Stefano para Il Corriere della Sera.

Mi opinión


Lenù y Lila ya no son las dos niñas que conocimos, ni siquiera aquellas dos adolescentes que jugaban a ser mujeres. Hoy siguen siendo jóvenes, pero han alcanzado ya una madurez en la que la relación amor-odio que las une desde pequeñas se mantiene constante, como constante se mantiene el interés de esta lectora atrapada por la prosa de una autora que entre otras muchas cosas plasma como nadie la complejidad que suele existir en las relaciones entre mujeres haciendo gala de un profundo conocimiento de la psicología femenina. 

En esta entrega nos encontramos de nuevo con la voz narrativa que comenzó con "La amiga estupenda" cuando Lila desapareció. Ese es el punto de partida en el que Lenù echa la vista atrás y mirando tanto dentro de ella misma como hacia el exterior comienza a contarnos su relación en particular y la vida en general de un barrio de Nápoles desde que las dos eran unas niñas. En esta tercera novela ya son adultas y sus problemas son muy distintos a los que fueron o quizá no tanto porque ambas siguen manteniendo intactos los temores y complejos que las acompañan desde el primer libro. Aún así sus intereses, como no podía ser de otra forma, van variando, y la política, el trabajo, los hijos... comienzan a ocupar un lugar que antes no tenían. La narración mantiene el tono reflexivo que se inició en la primera novela ya que Lenù no se limita solo a contarnos qué ocurrió, sino que aprovecha para analizar su vida y sincerarse consigo misma, sin tapujos, por lo que a menudo la prosa de Elena Ferrante se torna tan descarnada como intimista

"Las deudas del cuerpo" es sin duda la entrega con más contenido político de todas las leídas hasta ahora. La lucha de clases ha sido desde la primera novela un tema siempre presente, pero es en ésta en la que cobra, si no mayor fuerza, sí al menos se aborda de una forma más directa. En esta novela la actividad comunista, personificada en un principio en la persona de Pasquale, cobra una gran relevancia. La autora nos muestra con realismo una época en la que los Brigadas Rojas italianos comenzaron su actividad frente a una represión fascista y nos muestra también cómo la violencia era usada por parte de ambos bandos. Elena Ferrante pone de relieve lo fácil que puede ser para un grupo de universitarios, que se creen muy revolucionarios, hablar de una lucha de clases que realmente desconocen. De nuevo en este aspecto las dos amigas se encontrarán en momentos y circunstancias muy distintas, porque es Lila la que trabaja en una fábrica de embutidos en pésimas condiciones y la que sufre las consecuencias de todo lo que esos universitarios acomodados, entre los que Lenù se hace un hueco, denuncian con poco más que palabras. 

Pero "Las deudas del cuerpo" también nos habla de soledad, de amor y de desamor, de sexualidad femenina, de tabúes y de sueños que se cumplen para darnos cuenta demasiado tarde de que nos equivocamos de sueño. Lenù ha cumplido muchos de los que creyó tener desde niña, es escritora, ha salido del barrio en el que nació y se crió, vive en Florencia y se ha casado con un profesor universitario y aun así no deja de preguntarse si realmente ha dejado atrás Nápoles, el barrio y sus gentes o quizá vayan con ella se encuentre donde se encuentre. No deja de sentirse una impostora en una clase que no le corresponde y para colmo de males ni el matrimonio ni la maternidad están resultando ser lo que ella esperaba. De nuevo Elena Ferrante aborda un tema que, aunque afortunadamente algo hemos avanzado, sigue siendo de actualidad: la conciliación de la vida familiar y profesional y aprovecha para desmitificar la maternidad, más aún cuando ésta llega en un momento no deseado y lo hace tanto desde la perspectiva de Lila, una madre que debe cuidar sola a su hijo, como desde el punto de vista de Lenù, una mujer casada con muchísimos proyectos profesionales que se ven truncados por la llegada de los hijos y por un marido que, fiel a la mentalidad de la época, considera que los hijos son de las madres y que son ellas las que deben sacrificar sus intereses profesionales.

Si algo caracteriza a estas novelas es la evolución constante que sufren sus protagonistas. A todos los conocemos desde hace años, algunos, la mayoría de ellos, desde que tan solo eran unos niños, hemos crecido con ellos y les hemos acompañado en sus buenas y malas decisiones, hemos gozado o sufrido las consecuencias que se han derivado de ellas, hemos amado y hemos odiado. Y todo ello lo hemos hecho de primera mano porque no hay personaje, principal o secundario, que no cobre vida a través de la pluma de Elena Ferrante. Sus personajes nacen y crecen de verdad, como lo harían en la vida misma, y así es como consigue la autora que el lector se implique en la narración y viva esa constante de los caminos de Lenù y Lila que se cruzan una y otra vez para volver a separarse. Cuando la primera brilla, la segunda se apaga y viceversa, es como si sus vidas, a pesar de la amistad, fueran tan contrapuestas, que lo son, que ni siquiera en las épocas de dicha y felicidad pudieran coincidir.

"Las deudas del cuerpo" vuelve a narrarnos una amistad, sí, pero es mucho más que todo eso porque a través de esa amistad Elena Ferrante nos narra la vida en general, con sus problemas, sus dramas, y sus pequeñas y grandes alegrías; y nos narra la vida en particular en un barrio obrero de una ciudad como Nápoles, trazando un fresco social con el que atrapa al lector irremediablemente para llevarnos de la mano a una época de profundas transformaciones sociales, una época convulsa y revolucionaria donde la mujer no solo se ve inmersa en la lucha de clases, sino que lucha también por cambiar el papel exclusivo de madre que una sociedad de hombres le ha asignado para reivindicar su papel como mujer y alzarse como ser individual.
  
En definitiva, Elena Ferrante ha vuelto a cautivarme con "Las deudas del cuerpo" y con su magnífica forma de combinar la historia a lo grande con las pequeñas historias individuales. Ha vuelto a turbarme con una novela intensa que pone al descubierto la violencia que late en la pobreza de un barrio y de unas gentes que no conocen más armas con las que luchar contra su miseria. Y ha vuelto a dejarme con unas ganas enormes de embarcarme en la última entrega de una saga que demuestra que entretenimiento y calidad narrativa pueden convivir en perfecta armonía.

Ficha técnica

23 de mayo de 2016

Esta semana leo... #142

Un lunes más os cuento qué lecturas ocuparán mi tiempo libre en esta semana. Por un lado continúo leyendo "Sobre Grace" de Anthony Doerr, una lectura que no está siendo lo que esperaba de un autor que tanto me gustó el año pasado con "La luz que no puedes ver".

También leeré "Donde aúllan las colinas" de Francisco Narla. Esta novela es bastante corta y pensaba haberla leído durante el fin de semana, pero al final no me ha dado tiempo y creo que la terminaré hoy o mañana como muy tarde y no tengo aún decidido qué leeré entonces, son tantos los libros que tengo en casa y que me apetecen muchísimo que cuando llegué el momento ya tomaré la decisión dejándome llevar por algún impulso.

Y vosotros ¿qué leéis?

20 de mayo de 2016

Oasis de arena - Mayte Esteban


No soy muy dada a leer relatos. Más bien huyo de ellos por esa sensación que suelen dejarme de no saber qué he leído. De encontrarme ante una historia inacabada o, lo que es peor, de ser culpa mía el no haber sabido sacar todo lo que encerraba la lectura, porque soy de las que con demasiada frecuencia se quedan con cara de tonta cuando terminan un relato.

Pero en algunas ocasiones, normalmente animada por el hecho de que su autor o autora ya me haya deleitado con sus letras en forma de novela, me animo. Especialmente si el relato ha llegado, como fue el caso, en forma de regalo casi navideño y con una dedicatoria personal de la autora.

Y así fue como, con mucho retraso eso sí, me animé a degustar el regalo que Mayte Esteban me hizo y por fin leí "Oasis de arena" y nada más comenzarlo me dejé arrastrar por la prosa intimista y cálida de la que hace gala la autora que rápidamente nos lleva de su mano hasta un parque en el que una mujer, sentada en un banco con un libro en las manos, observa como su niño juega una tarde más. Una escena cotidiana que muchas hemos disfrutado, y en alguna ocasión sufrido, pero para esta mujer ese momento es algo más que una tarde de juegos, es la única vía de escape que tiene, el único momento del día en el que nuestra protagonista se acerca a algo parecido a la felicidad.

"Oasis de arena" nos habla de la pérdida más dura a la que cualquier madre, o padre, se pueda enfrentar. Y lo hace sin caer en clichés facilones o lacrimógenos con un relato lleno de emoción, lleno de dolor, pero sin recrearse en él, presentándolo desnudo, desprovisto de artificios. Mostrando la realidad de un vacío que no encuentra con que llenarse porque la verdad, la cruel verdad, es que rebosa de un amor que no tiene a quien dirigirse. “Oasis de arena” es el relato de un amor que se enquista dentro porque no hay ser amado. Es el relato de las caricias, de los besos, de los mimos… atrapados en una herida que quizá el tiempo cicatrice aunque nunca logre borrarla. Y es también el relato de la esperanza, de la supervivencia, del mirar hacia delante acompañados siempre de las ausencias que forman parte de nuestra vida.

Mayte Esteban me ha emocionado profundamente, tanto que es la única responsable de que hace unos días diera un espectáculo lamentable al no poder retener las lágrimas mientras leía en un lugar público. Cuando terminé de leer "Oasis de arena" le sugerí que, en compensación, me invitara a un café o algo la próxima vez que nos veamos, pero me lo he pensado mejor. Prefiero que me invite a más emociones.



18 de mayo de 2016

El síndrome de Jerusalén - Juan Bolea


Hay autores que a pesar de tener publicados varios libros que te apetecen un montón vas dejando y dejando, sin llegar a ponerte nunca con ellos hasta que un nuevo título llama poderosamente tu atención y por fin te decides. Esto fue lo que me ocurrió con la novela que os traigo hoy y que quise leer nada más verla entre las novedades que Ediciones B publicó el pasado mes de abril. Hoy os traigo mis impresiones sobre “El síndrome de Jerusalén”.

Sinopsis


Cuando el detective Florián Falomir es contratado para esclarecer el robo de una talla de la virgen que aparentemente no tiene ningún valor especial, no puede imaginar hasta qué punto se van a complicar las cosas. Pronto se verá envuelto en una trama vertiginosa cuya clave podría estar en los misteriosos sucesos de años atrás, cuando tres niños realizaron una serie de supuestos milagros tras una aparición mariana.

Las pistas conducirán a Falomir –un inolvidable investigador de origen armenio que merece un puesto de honor en el actual panorama del género negro- hasta la ciudad de Jerusalén, donde entrará en acción la inspectora Martina de Santo, el personaje fetiche de Juan Bolea.

Una novela de intriga llena de sorpresas y giros inesperados en la que no faltan los toques de humor -blanco y negro- y un final extraordinario, a la altura de la originalidad del argumento.

El autor


De raíces andaluzas y aragonesas, Juan Bolea (Cádiz, 1959) vive en Zaragoza. Tras escribir varias novelas, dio inicio a la serie de la investigadora Martina de Santo con Los hermanos de la costa, título al que siguieron La mariposa de obsidiana, Crímenes para una exposición, Un asesino irresistible y ahora El síndrome de Jerusalén, todas ellas en Ediciones B.

Mi opinión


En “El síndrome de Jerusalén” conoceremos a Florián Falomir, un detective privado de origen armenio contratado por la Iglesia para esclarecer el robo de una talla de la Virgen que aparentemente no tiene valor alguno. Un caso banal que poco a poco se irá complicando hasta límites insospechados.  Él será el encargado de llevar el peso de la narración utilizando la primera persona y dando a la narración un toque cómico en todo momento. Este tipo de narración siempre conlleva un riesgo y es que si no se empatiza con el narrador se pude dar al traste con toda la historia. Si, además, como es mi caso, se está reñido con el humor en literatura, la apuesta más que arriesgada es casi suicida para esta lectora que os escribe. Y a pesar de todo ello Juan Bolea ha conseguido que lo que más me ha gustado de esta novela sea precisamente su protagonista narrador, Florián Falomir.

Durante la primera mitad de la novela, Falomir conducirá en solitario la investigación hasta que entra en juego la inspectora Martina de Santo, ya conocida por los seguidores del autor, que se nos presenta como una mujer distante, fría y llena de fuerza. Una pareja dispar que a pesar de ello, o quizá por ello, funciona muy bien ya que actúan como contrapunto. Frente al ingenio del detective, que antes ha sido espía,  y su tendencia casi compulsiva al chascarrillo, la inspectora representa la seriedad profesional y el lado más competente de la investigación. Su entrada en escena propiciará también que saltemos de los escenarios nacionales, principalmente Zaragoza, hasta los internaciones, ya que ambos viajarán hasta Jerusalén en busca de las claves para resolver un caso que cada vez se complica más.

Junto a estos dos protagonistas principales encontramos una serie de secundarios con mayor o menor relevancia para la historia, pero con los que el autor se detiene para crear un perfil detallado. Del mismo modo se cuidan los escenarios y a través de minuciosas descripciones Juan Bolea nos traslada hasta ellos sin escatimar detalles que nos ayuden a situarnos e incluso a saber cómo visten o qué comen los personajes en cada momento. Aunque en ocasiones el autor se muestra exhaustivo en estas descripciones, lo hace de forma amena, sin lastrar en ningún momento una lectura que, en cualquier caso, goza de un buen equilibrio entre narración y diálogo lo que aporta mayor agilidad si cabe a una trama que atrapa desde el principio.

Y es que “El síndrome de Jerusalén” es una de esas novelas que se leen con suma facilidad. Una de esas novelas que comienzas y sin casi darte cuenta has leído 100 páginas del tirón, llevada por una prosa sencilla y a la vez cuidada, un lenguaje variado y culto, y un ritmo constante que el autor maneja con buen oficio. Sí he de poner un pequeño pero a la novela y es la resolución del mismo. No es que la explicación no me haya resultado satisfactoria y sin duda coherente con lo todo lo narrado a lo largo de la lectura, pero es la forma de llegar a ella la que no ha terminado de convencerme. No se ofrece al lector explicación ni pista alguna para saber cómo la inspectora Martina de Santo ha llegado a las conclusiones que la conducen a resolver el caso, más parece que hubiera tenido de pronto un pálpito o que la verdad le hubiera sido revelada quién sabe si en sueños o por una aparición mariana… Insisto en que el cierre es bueno y no quedan cabos sueltos, todas las preguntas que el lector ha podido plantearse quedan contestadas, pero surge una que continúa rondando mi cabeza: ¿cómo lo supo Martina?

El autor acierta con una novela en la que la intriga se da la mano con el misticismo y el fervor religioso. Un fervor religioso llevado al extremo a través de dos cauces: las supuestas apariciones de la Virgen y el trastorno psíquico llamado síndrome de Jerusalén por el que el afectado se identifica con un personaje de la Biblia y actúa como tal. El autor plantea la eterna confrontación entre razón y fe, pero estos no son los únicos temas que encontraremos en “El síndrome de Jerusalén” ya que por sus páginas veremos desfilar corrupción, sectas, narcotráfico…

En definitiva, “El síndrome de Jerusalén” es una novela ágil y divertida con la que pasar un buen rato y que cuenta con una gran baza: un protagonista singular que a buen seguro volverá a proporcionarnos entretenidos momentos de lectura.



16 de mayo de 2016

Esta semana leo... #141

Me gusta programar la entrada de los lunes sabiendo que cuando se publique estaré durmiendo y es que hoy, festividad de San Isidro, no trabajo por lo que no madrugaré y espero aprovechar el día descansando todo lo que no he descansado durante el fin de semana y leyendo mucho.

Ayer comencé a leer "Etheria" de Coia Valls, mi primer acercamiento a una autora que me apetecía mucho y no lo hago sola, sino que estaré acompañada por otras blogueras e iremos comentando nuestras impresiones en Twitter con la etiqueta #Etheria,

Hoy debería comenzar la lectura conjunta organizada con el blog De lector a lector, de "Sobre Grace" de Anthony Doerr, pero salvo que los ejemplares que faltan por llegar lo hagan a lo largo de la mañana se retrasará un poco. También iremos comentando la lectura en Twitter, esta vez con la etiqueta #SobreGrace.


Y vosotros ¿qué leéis?

15 de mayo de 2016

Encuentro con Francisco Narla

Hace unos días tuve la suerte de asistir a un encuentro con Francisco Narla con motivo de la publicación de su última novela “Donde aúllan las colinas”. Y como últimamente estoy un poco más formal en esto de los encuentros, no solo fui armada de libreta y bolígrafo, eso siempre lo hago, pero en esta ocasión incluso me sirvieron para algo porque sí, tomé notas. Unas pocas la verdad porque solo lo hice durante el principio de la conversación, después me dejé arrastrar por la conversación y se acabaron las notas.

Francisco Narla nos contó que ésta es su novela más personal y con ella da al lector algo suyo, pero también de todos aquellos autores, como por ejemplo Miguel Delibes o Jack London, que le forjaron como lector y a los que en parte debe lo que es hoy. Por eso, con “Donde aúllan las colinas” es una forma de devolver lo que ellos hicieron por él. Una novela personal también porque el autor ha nacido y vive actualmente en tierra de lobos y desde pequeño ha escuchado historias sobre este animal totémico, que no siempre representa esa maldad a la que habitualmente le asociamos, por lo que se considera un deudor de esa cultura que ha bebido desde pequeño.

La documentación para esta novela, aunque ha sido compleja, no ha sido lo más dificultoso, sino que es en la propia creación literaria donde más escollos ha encontrado. Como sabréis el protagonista del libro es un lobo y desde el principio tuvo claro que no quería humanizar al animal, pero había que buscar cómo conseguir trasladar emociones. Los asistentes al encuentro que ya habían leído la novela coincidieron en que es un reto que sin duda consigue en este libro que el propio autor considera que es su mejor novela y la que está dirigida a un público más amplio que sus otras creaciones.

Francisco Narla considera que cualquier novela, en primer lugar, debe entretener y si luego, además, tiene un trasfondo, una enseñanza, una reflexión… estupendo, pero lo principal es entretener y hacerlo de una forma fiel y sin errores de documentación. Como lector le desagrada mucho encontrar estos errores y por eso intenta ser exhaustivo en su documentación para evitar cometerlos ya que le parece una falta de respeto hacia el lector. Yo no puedo estar más de acuerdo con esto, los que habitualmente pasáis por aquí sabéis que es una de las cosas que más me molesta encontrar en los libros y que consiguen sacarme de la lectura.

Preguntado por sus gustos literarios no conseguimos que nos diera nombres de ningún autor español contemporáneo a pesar de nuestra insistencia. Se limitó a algunos clásicos como Cervantes, Quevedo… Sí nos dijo que lee de todo, autores dispares y géneros variados. Incluso nos comentó su velocidad de lectura, dato que ahora mismo no recuerdo porque en ese momento ya había dejado de tomar notas, pero que a todos nos pareció rapidísima.

La charla continuó y fue de lo más amena. Mis compañeros blogueros que también estaban allí y que hacen los deberes mejor que yo os podrán contar muchas más cosas así que atentos a las crónicas de Concha y Bea de De lector a lector y de Pedro de El Búho entre libros, además de otros blogs que también asistieron. A mí solo me queda dar las gracias al autor y a Planeta por la oportunidad de asistir.

13 de mayo de 2016

El Ruiseñor - Kristin Hannah


De nuevo la Segunda Guerra Mundial se asoma por aquí, aunque hoy os traigo una novela muy distinta a la que reseñaba hace unos días. Si aquella me pareció turbadora por su dureza y crudeza, ésta de hoy lo ha sido por las emociones que logra transmitir al lector. Hoy os hablo de “El Ruiseñor”.

Sinopsis


Francia, 1939. En el tranquilo pueblo de Carriveau, Vianne Mauriac se despide de su marido, Antoine, que debe marchar al frente. Ella no cree que los nazis vayan a invadir Francia, pero lo hacen, con batallones de soldados marchando por las calles, con caravanas de camiones y tanques, con aviones que llenan los cielos y lanzan bombas sobre los inocentes. Cuando un capitán alemán requisa la casa de Vianne, ella y su hija deben convivir con el enemigo o arriesgarse a perderlo todo. Sin comida ni dinero ni esperanza, Vianne se ve obligada a tomar decisiones cada vez más difíciles para sobrevivir.

La hermana de Vianne, Isabelle, es una joven rebelde de dieciocho años que busca un propósito para su vida con toda la temeraria pasión de la juventud. Mientras miles de parisinos escapan de la ciudad ante la inminente llegada de los alemanes, Isabelle se encuentra con Gaëton, un partisano que cree que los franceses pueden luchar contra los nazis desde dentro de Francia. Isabelle se enamora completamente pero, tras sentirse traicionada, decide unirse a la Resistencia. Sin detenerse nunca para mirar atrás, Isabelle arriesgará su vida una y otra vez para salvar a otros.

En el amor descubrimos quiénes queremos ser.
En la guerra descubrimos quiénes somos en realidad.

La autora


Kristin Hannah nació en 1960 en el sur de California. Aunque estudió Derecho, con la publicación de su primer libro, en 1990, se convirtió en escritora profesional. Desde entonces ha ganado diversos premios y ha publicado 21 novelas de gran éxito en Estados Unidos, entre ellas Winter Garden, True Colors y Firefly Lane.

Mi opinión


Aunque “El Ruiseñor” comienza con un capítulo situado en 1995 en Estados Unidos y, en ocasiones, la narración volverá a ese año, la acción se traslada rápidamente a la Francia de 1939, meses antes de la ocupación nazi acaecida en mayo de 1940, y se extiende hasta el final de la Segunda Guerra Mundial en 1945. Los dos escenarios principales serán Carriveau, una pequeña localidad del Valle del Loira, y París. En estos escenarios conoceremos a las dos grandes protagonistas de la novela, Vianne e Isabelle, dos hermanas muy distintas que se enfrentan al terror alemán de formas diferentes e incluso enfrentadas.

Pero la guerra cambia a todo el mundo y no podía ser de otra forma para ellas dos. Es así como a lo largo de la lectura las protagonistas sufren una profunda transformación y evolución ante los ojos casi atónitos del lector. Si en ocasiones yo misma me sorprendí queriendo zarandear a Vianne y gritarle que espabilara de una vez, o pensando que Isabelle era una niñata malcriada necesitada de una autoridad firme que la metiera en vereda, con el paso de las páginas fui evolucionando con ellas, fui viéndolas madurar, cambiar, crecer de una forma natural y acorde con lo que estaban viviendo. La autora dibuja con realismo cómo la invasión alemana afecta a la vida del ciudadano de a pie, cómo han de enfrentarse a decisiones que pueden suponer la vida o la muerte, de ellos mismos o de sus vecinos. En muchas ocasiones me he preguntado durante la lectura, poniéndome sobre todo en el lugar de Vianne, que tras marchar su marido al frente se queda sola con su hija pequeña, qué habría hecho yo, cómo habría actuado, y es imposible llegar a una respuesta certera porque son las situaciones extremas las que nos marcan en ese justo y preciso instante lo que haremos. Esta forma de sentir se repite en numerosas ocasiones a lo largo de la lectura ya que estamos ante una novela que te enfrenta continuamente a esa pregunta: ¿Qué habrías hecho tú?

Kristin Hannah
A través de las dos hermanas y del resto de personajes secundarios, veremos cómo actúa cada uno ante el horror que le ha tocado vivir. Conoceremos incluso cómo algunos soldados nazis vivieron su posición de poder, pero “El Ruiseñor” nos traslada sobre todo cómo a pesar del miedo muchos decidieron no conformarse y luchar con sus pocas armas contra el invasor y desde la clandestinidad. Es precisamente en la Resistencia Francesa donde las mujeres tuvieron un papel muy importante y así la novela es un homenaje a todas esas mujeres valientes que no necesitaron ir al frente para luchar contra el enemigo, incluso no solo las mujeres que colaboraron directamente con la Resistencia, sino también a todas aquellas que desde la miseria de su hogar destruido plantaron cara al enemigo porque el hecho de sobrevivir un día más al horror y seguir soñando con un futuro de paz es también una forma de lucha.

Junto al fantástico dibujo de los personajes destaca una magnífica ambientación como otro de los puntos fuertes de la novela. La autora dibuja con esmero el ambiente que se vivía en las calles tanto de una gran ciudad como París, como en una población pequeña en la que todos se conocen como es Carriveau. La opresión de tener al enemigo en casa, el hecho de conocerse todos los vecinos y saber quién es judío, quién comunista… Al desconcierto de los franceses por la actitud de sus gobernantes ante la ocupación alemana, se unen el miedo y la incertidumbre, la desolación y la impotencia, que se instala en las vidas de todos ellos y que son descritos con acierto por parte de Kristin Hannah. Las calles con edificios derruidos por los bombardeos, la escasez de alimentos, el hambre, el frío…

Y a pesar de todo lo triste, desolador y cruel de la historia que leemos, la autora derrocha ternura al escribir e incluso en medio del horror Kristin Hannah es capaz de construir pasajes hermosos con una prosa evocadora. Con una estructura basada en capítulos cortos narrados en tercera persona, alternándose con unos pocos capítulos que viajan al presente en la voz de una anciana enferma, pero llena de vitalidad, que utiliza la primera persona en la narración, “El Ruiseñor” es una novela ágil que atrapa desde el primer capítulo con un ritmo cadencioso que no deja de crecer conforme se avanza en la lectura. Las páginas fluyen  ayudadas, además, por la alternancia de las dos historias paralelas, aunque en más de una ocasión se cruzan, de Vianne e Isabelle. Esas dos hermanas tan distintas y tan similares al fin y al cabo.

Amor, pasión, terror, dominación, crueldad… son tantas las emociones y sentimientos que encontramos en “El Ruiseñor” que sería imposible enumerarlas todas. Hay lugar también en la novela para hablar de las relaciones paterno-filiales y las relaciones entre hermanos porque un terrible pasado lastra las vidas de Vianne e Isabelle, huérfanas de madre desde niñas y casi abandonadas por un padre, Julien, que no superó el dolor de la Primera Guerra Mundial y el posterior fallecimiento de su mujer. Otro gran protagonista también Julien que, aunque secundario, sorprende con un perfil más complicado del que aparenta en un principio y depara al lector algunos de los momentos más emotivos de la novela.

Y momentos emotivos hay muchos a lo largo de las más de quinientas páginas de “EL Ruiseñor”, pero es en las cien últimas donde se concentran la mayoría. Cien últimas páginas  con una tremenda carga emocional que no me avergüenzo de decir que leí sin poder parar de llorar. No unas lágrimas que se escapan por la emoción. No. Llorar, llorar. Tener que parar para respirar porque sentía que me ahogaba. Llorar con una inmensa tristeza. Y llorar desbordada por la emoción que solo un momento de dicha puede deparar.

En definitiva, creo que queda claro que no puedo más que recomendar la lectura de “El Ruiseñor”. Una novela con unos personajes inolvidables, magníficamente construidos, con dos protagonistas que brillan por sí solas. Una historia fascinante y muy humana sobre la guerra, la vida y el amor.

11 de mayo de 2016

La habitación de los niños - Valentine Goby


Que la Segunda Guerra Mundial es un período histórico recurrente entre mis lecturas es de sobra conocido para todos los que pasáis por aquí. Y de igual modo sabéis que siento cierta debilidad por la literatura francesa en general y por sus autoras en particular, así que no es de extrañar que en cuanto vi esta novela entre las novedades que nos presentaba Siruela, su portada y su sinopsis llamarán inmediatamente mi atención. Hoy os hablo de “La habitación de los niños”.

Sinopsis


1944, campo de concentración de Ravensbrück. Cuarenta mil mujeres libran una batalla diaria por la supervivencia en un universo en el que la vida no tiene cabida. Pero siempre hay un espacio para la esperanza: la habitación de los niños.

Mila, una jovencísima militante de la Resistencia francesa, es deportada a Ravensbrück tras ser detenida en una acción clandestina. Al igual que las demás prisioneras políticas, se siente aliviada al saber que no será condenada a muerte, pero lo ignora todo sobre el viaje que le aguarda y las normas necesarias para sobrevivir en su futuro lugar de confinamiento.

Gracias a la solidaridad de las compañeras y a una tenacidad inquebrantable, Mila conseguirá vislumbrar un rayo de luz en mitad de las tinieblas al descubrir el Kinderzimmer, un barracón destinado a los recién nacidos; un lugar lleno de vida en mitad de un paisaje de desesperación al que la protagonista se aferrará con todas sus fuerzas, por ella y por el niño que lleva en su seno.

La autora


Valentine Goby (Grasse, Francia, 1974) publicó en 2002 su primera novela y desde entonces se ha dedicado a la creación literaria. La habitación de los niños ha recibido importantes distinciones, entre las que se incluye el prestigioso Premio de los Libreros franceses en 2014. Actualmente está siendo traducida a las principales lenguas europeas.

Mi opinión


Cuando Mila, una joven militante de la Resistencia Francesa, es deportada a un campo de concentración no puede ni imaginar a todo lo que tendrá que enfrentarse. Las condiciones de vida, si se le puede llamar así, en Ravensbrück son aún más duras si se esconde un secreto que ni ella misma es capaz de asimilar porque Mila está embarazada y al horror de su vida en el campo se une el horror de no saber qué es exactamente lo que está sucediendo en su cuerpo y, sobre todo, qué es lo que sucederá cuando nazca su hijo. Hasta 1944 todos los niños nacidos en Ravensbrück estaban condenados a la muerte, normalmente por ahogamiento, pero cuando Mila da a luz, descubre que en el campo hay un barracón destinado a albergar a los recién nacidos y, a partir de entonces, vivirá para el momento en el que puede volver a tener a su hijo en sus brazos para amamantarlo.

Valentine Goby
Valentine Goby se basa en hechos reales para, en forma de novela, trasladar al lector esta anomalía en los campos de concentración y para transmitir con toda la dureza y crudeza posibles en el lenguaje, el horror vivido en los campos, pero también el coraje y la lucha de un grupo de mujeres que nunca perdieron la esperanza y todo ello lo hace la autora con una prosa directa y áspera en la que prima la narración ya que son muy pocos los diálogos que encontraremos. Se intercalan palabras sueltas en alemán sin ofrecer traducción alguna, haciendo partícipe al lector del desconcierto que se une al miedo de las mujeres allí recluidas cuando ni siquiera pueden entender las órdenes que se les están dando. Mujeres que, al igual que nosotros mientras avanzamos en la lectura, irán aprendiendo, a fuerza de dolor, qué es esto y qué es aquello.

A pesar del distanciamiento que podría ofrecernos la narración en tercera persona que prima en la novela, lo cierto es que el lector se implica desde el primer momento en lo que está leyendo, tal es el realismo con el que la autora nos presenta lo que siente Mila. Valentine Goby no nos lo pone fácil porque a la dureza de lo que se cuenta, se une la dureza de cómo se cuenta, con esa aspereza de la que os hablaba antes, pero también en ocasiones con frases que pueden resultar inconexas y que en algún momento llegaron a desconcertarme. Aún así, conforme avanzamos en la lectura vamos aprendiendo, junto a Mila, a sobrevivir en el campo, en ese universo incomprensible del que es imposible escapar físicamente, pero del que se intenta al menos escapar psíquicamente simulando y emulando la cotidianidad de la vida que incluso la celebración de un cumpleaños puede regalarnos. Junto a la protagonista sufriremos una profunda transformación porque Mila, que en un principio se nos presenta como alguien inocente y vulnerable, crecerá y aprenderá a luchar gracias al apoyo y solidaridad de sus compañeras de cautiverio, pero sobre todo gracias a encontrar en su hijo una razón última por la que sobrevivir.

En medio del horror del campo de concentración la autora nos presenta el nacimiento de un bebé como un nuevo sentido para la vida y resalta la amistad, el valor y la heroicidad que encierran los pequeños gestos que ayudan a aguantar un día más en las peores condiciones que uno pueda imaginar. Es por ello que “La habitación de los niños” a pesar de la crudeza del infierno narrado consigue que se cierre el libro con una mezcla de desolación y esperanza, con un desgaste emocional indudable, pero también con la satisfacción de haberlo conseguido, de haber resistido.

“La habitación de los niños”, por todo lo que os cuento, os podéis imaginar que es una novela cruda y conmovedora que, a pesar de su corta extensión, precisa de tiempo para leerla ya que el precio que el lector paga mientras avanza pausadamente en la cruel realidad de los campos de concentración es alto a nivel psicológico, no en vano la autora se encarga de que vivamos y sintamos cada una de las miserias del campo en nuestras propias carnes con un lenguaje seco y desprovisto de artificio.

En definitiva, “La habitación de los niños” es una novela muy dura que me atrevería a calificar como imprescindible. Yo no dudo en recomendarla, aunque teniendo en cuenta que requiere enfrentarse a ella sabiendo que no va a ser una lectura fácil por lo que necesita tanto del momento como del estado de ánimo adecuados.